domingo, 29 de mayo de 2011

El profesor callejero

A Daniel Felipe Quiceno lo pusieron ‘el perro’ sus amigos desde muy joven por su parecido con un bull terrier; “y me quedé con mi chapa” para el nombre artístico en el mundo del graffiti.
Cada grafitero se distingue por su estilo. Al Perro le gustan las letras en 3D para dibujar en los muros. Los dibujos en general son firmas, a veces palabras, eslóganes  que dependen del propósito que se tenga: conmemorar a un amigo muerto o asesinado, un trabajo para algún festival o alguna empresa o corporación. “Si quieren que uno haga una palabra, uno la hace; si es algo mío, es mi tac”, estilo y sello propio.

Comuna 13
Fotografía: Fernanda González

Desde sus primeros años el Perro estuvo influenciado por la cultura hip hop y su primer anhelo fue rapear, “yo quería era rapear, me metí en la onda y conocí a un compañero que hacía grafftis”. Su amigo y maestro le mostró el camino del graffiti y a partir de ahí empezó a dibujar entre sus horas de clases escolares y sus días de descanso en casa. Ahora, lleva seis años haciendo en un papel bocetos y “dos años y medio pintando en la calle los muros”

Comuna 13 Fotografía: Fernanda González
Hace por ahí un año decidió dedicarse de lleno al graffiti y comenzar a trabajar fuerte y duro “para vivir de eso”. Inició a trabajar con procesos sociales y a mostrar otra cara de la Comuna 13. “Uno constantemente va andando y mirando muros; uno va seleccionando un muro y cuando le cae un aerosol va y lo pinta”. Como el graffiti tiene mucho color para él “es como el alimento del alma”, que gusta a las personas y atrae la atención de muchos jóvenes y niños a los que se les muestra un referente distinto de la Comuna. “A la gente normalmente le gusta mucho el graffiti y siempre que pasan dicen: ‘le está quedando muy bacano’, ‘lo felicito, muy bonito’. Puedo decir que aquí en Medellín ha tenido mucha aceptación”.
Su propósito es enseñar a hacer graffitis  a todo el que quiera aprender. El Perro y su grupo de hip hop hacen frecuentemente campañas en las instituciones educativas para fomentar el interés por el graffiti y por el rap, para poder enseñar las diferentes técnicas y el arte. “Es una iniciativa que tenemos nosotros como jóvenes, que en ocasiones hemos sido apoyados por la alcaldía y por ONG o corporaciones, pero es una iniciativa propia”. “El graffiti se está convirtiendo en potencia aquí en Medellín, se está trabajando muy fuerte no solo aquí en la Comuna 13”.
Los martes y jueves en la tarde dedica su tiempo a la enseñanza. Primero en papel les  enseña el tac y luego los demás estilos junto con el tema. Tiempo después sale con sus alumnos a la calle a pintar para enseñarles cómo se hace. Le enseña a 35 niños, pero en total son 230 alumnos que participan en la iniciativa del Perro y sus amigos. En la práctica esta escuela de Hip Hop es una manera de arrebatarle los jóvenes a la guerra en medio de un sector horrorizado por la barbarie, la violencia y la desigualdad social.

El Perro
Fotografía: Fernanda González

El  trabajo, las novias, la plata y los amigos le han dado lo que él considera más importante: felicidad; y todo lo ha conseguido en medio de su relación con la música y el dibujo. “Yo no me veo haciendo otra cosa. Me imagino con 80 años pintando y enseñando”.
Hay veces que pinta solo o llama a alguien para que lo acompañe a pintar, preocupado siempre por hacerlo lo mejor posible teniendo en cuenta sus principios como artista: “un grafittero debe ser ante todo humilde y debe ser muy solidario con sus compañeros”. El graffiti fue algo que lo absorbió completamente hasta convertirse en “una enfermedad”-confiesa-.  “yo solo respiro graffitis pero me mantengo muy rodeado de los otros elementos del hip hop. Esa es la vida mía, gente que hace hip hop todo el tiempo”.

Comuna 13
Fotografía: Fernanda González


También existen algunos obstáculos que por lo general impiden la realización de su trabajo: la lluvia, la policía y las situaciones de tensión que viven algunos sectores por la continua permanencia de combos que se disputan los territorios. “En estos días me metí a un sector a pintarle un mural a unos compañeros. Estábamos aquí en un barrio de la Comuna 13 y nos dijeron que no podíamos pintar, que estaba el sector caliente. Nos tuvieron que sacar escoltados del baile porque ya estaban dizque poniéndonos cuidado para voliarnos plomo, como se dice acá”.

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